Cuando la política hace un circo de la necesidad

Hace unas semanas La Algaba asistió a uno de los esperpentos políticos más crueles de su historia. Cientos de personas se agolpaban a las puertas de La Casa de la Cultura ante la promesa de un empleo, ajenos a que iban a ser los protagonistas, pobres y forzados, de un circo de mediático de ricos, montado a propósito por el Gobierno local para promocionarse en prensa y televisión. La estrategia estaba clara, aprovechar la necesidad de los algabeños, para hacerlos desfilar frente a las cámaras, como en tiempos pretéritos, para enaltecer la bondad del régimen. Mientras que los sufridos protagonistas asistían atónitos al cruel espectáculo, los medios adeptos al PSOE se hacían eco de la noticia como si esta acabase con el hambre en mundo, obviando que a lo que en realidad aspiraban los convocados era a un mes de empleo a media jornada. Unos puestos precarios que bien se podían haber asignado sin vilipendiar la dignidad de los que los necesitaban, más aún cuando en los últimos meses han sido contratados diez militantes del PSOE a jornada completa y por varios meses sin que nada saliese a la luz. La sombra del caciquismo sobrevuela La Algaba de nuevo. ¿Dónde está el límite?