lunes, 5 de noviembre de 2012

“Yo no me siento con Imputados”



Pregonaba a diestra y siniestra el señor Diego Manuel Agüera cuando dio el salto a la alcaldía sin ser elegido: “Yo no me siento con imputados”. Obviando de forma interesada que pertenecía y pertenece al partido que acoge bajo sus siglas al mayor número de imputados por corrupción de todo el territorio nacional. Se jactaba el señor de pulcro y honesto a pesar de haber llegado al insigne sillón sin ni siquiera haber sido cabeza de lista y, mucho menos, candidato público a la alcaldía. Eran tiempos de paseos triunfantes por las redacciones esbozando sonrisas y olvidando el triste motivo real que lo elevó a las alturas. Nada perecía pararle. Pero en su éxtasis de poder tuvo la mala suerte de topar con una de las máximas que rigen la política, y es que “el hombre es esclavo de sus palabras y dueño de su silencio”. Ahora se encuentra en la tesitura de dejar libre el sillón que tanto le gusta, pues, siguiendo su doctrina, no podría sentarse ni con él mismo. Como diría el refranero, por la boca muere el pez.


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